HISTORIA DE UNA RUTINA

Voy a contarte una historia, la historia de lo que se siente al darse cuenta de que una persona a la que admiras y has cogido cierto cariño, no se acuerda de ti... Al recordar que antes, aún sin saber tu nombre ni quién eras, te saludaba como a nadie, como si supiera tanto de ti como para decírtelo todo con una sonrisa. y que, sin embargo, ahora, si se da la casualidad improbable, te saluda como a todos, casi sin mirarte. Quizá eso sea lo malo de que nunca haya llegado a nombrarte, quizá esa relación, igual que empezó por rutina, pueda volver a retomarse como antes, quizá... Lo peor e increíble, es que ese desgaste por falta de hábito te duela en silencio, sabiendo que para cualquiera sería una enorme y absurda tontería, porque no tienen la patética manía de encariñarse con todo el mundo por una efímera sonrisa, seguramente por compromiso...