
El 24 de febrero, día de nieve, fuimos de aventura al Tobazo, un sitio mágico que te transporta a un mundo distinto y diferente: LA NATURALEZA. Allí hay unas cascadas que bajan formando estructuras de roca espectaculares, esa roca se llama toba (de ahí Tobazo), y a veces en invierno se forman cascadas de hielo, algo precioso. El caso es que nunca habíamos estado allí con nieve y fue chulísimo; al principio ni siquiera pensábamos que podríamos llegar hasta el pie del Tobazo con la furgo, por la pista, pero lo conseguimos. Al llegar cogimos los bastones y ¡andando "pa" arriba! La subida fue muy chula, bajaba un montón de agua y algunas ramas que salían de la roca tenían muchos chupiteles (carámbanos) finitos, era muy bonito.

Cuando llegamos arriba, entramos en la cueva rupestre que hicieron los eremitas, para refugiarnos de la nevada y del frío. Aprovechamos para merendar unas barritas energéticas y unas mandarinas. Después hicimos un buda de nieve punki a la entrada de la cueva. Al irnos de la cueva mi papá vio una bolsa detrás de una piedra y pensó que era basura que alguien había dejado allí, pero...¡Resultó ser un taper con muchas cosas dentro: un reloj, unos pendientes super orteras, un mosquetón pequeñito, una funda de móvil un muñequito de goma...! Fue una sorpresa total y muy chula porque no nos la esperábamos.Dentro también había una libretita y un lápiz, la abrimos y había cosas escritas, nosotros también escribimos y dejamos un hueso hueco y un cacho de estalactita que nos encontramos en el suelo, moló la sorpresa...

Cuando empezamos a bajar, la nieve había cubierto todo el camino y no se distinguía bien; entonces bajamos un tramo por encima de los brezos y los tojos hasta encontrar el camino para llegar abajo. Pero la aventura no se acababa allí porque la pista igual que la subida al Tobazo, se había cubierto y casi tenemos que poner las cadenas, pero al final no nos hizo falta, ¡UFF! Después de esta rutita tan chula, a casa.