MIEDO...

...A ser y a dejar de serlo, a querer y a dejarlo de hacer, a enamorarse... Miedo a no ser capaz, a cambiar, a avanzar, el miedo a caer y no levantarse, a desaparecer...El temor de perder, de perderte, de quererte, de mirarte o de hablarte...Todo por el simple hecho de no atreverse, de pensar que saldrá mal y que todo se irá por la borda. Ese miedo que todos tenemos a lo desconocido, a la extraño y a lo distinto. El pánico a la realidad, a esta verdad tan cruel y dura en la que tú no estás aquí: a mi lado, para ofrecerme tu hombro cuando llore y para prometerme tu sonrisa cuando la pueda mirar, sí esa sonrisa que tantas veces he visto y de la que nunca me he cansado, esa sonrisa que me devuelve toda esperanza, ese sencillo gesto que me da la ilusión necesaria para olvidarme de todos esos temores, de esos miedos, y que me permite vivir, seguir hacia delante. Porque si solo fuera por nuestros miedos, jamás llegaríamos a ser lo que somos. Al superar los temores, un pedazo de nuestro ser evoluciona y se hace mayor, más maduro y grande, más sabio y valiente... Si nunca nos enfrentásemos a nuestras inseguridades, ciertamente, no seríamos lo que parecemos ser hoy en día, no entenderíamos el verdadero significado de la vida. Probablemente nunca llegaríamos a ser ni a comprender la verdadera esencia de cada uno de nosotros, de nosotros mismos. Porque por muy paradójico que parezca, el miedo es ese sustantivo abstracto que nos da seguridad, y que nos invita a hacer las cosas, es simplemente valor hacia lo diferente.

EL ARTE DE PENSAR

Los pensamientos, esas ideas fugaces que se nos pasan por la cabeza, que nos preocupan y nos atormentan, que consiguen llevarnos a un mundo de imaginaciones probablemente imposibles o inexistentes, las cuales son placebo para escapar de la realidad, hacia un universo paralelo: nuestro propio universo, a veces individual y otras compartido. Aunque hay que admitir que no siempre es tan paralelo, y que a veces se entremezcla con la realidad, convirtiendo nuestra vida en un laberinto constante, en un acertijo sin respuesta, o un enigma sin resolver...

Pensar es bonito, es un arte, un arte como el amor, como la música, la escritura o la expresión, simplemente un arte como el vivir. Pensar nos hace evadirnos y viajar por el gran universo de los sueños, sí, esa parte de la mente tan remota y desconocida para todos los seres humanos. Precisamente los sueños son pensamientos que creamos constantemente en nuestro cerebro mientras dormimos, y que, de los cuales no recordamos ni la mitad, pero que en nuestro subconsciente, esos sueños, nos van cambiando poco a poco, hasta convertirnos en lo que acabaremos siendo: solo pensamientos...

VIVO VIVIENDO Y SOÑANDO. . .

¿Cuánto tiempo, no? Ya, ya lo sé, tendré que poner alguna excusa sobre por qué lleva el blog tanto tiempo parado, pero os voy a ser sincera: no tengo ninguna, y no pienso inventármela... Simplemente voy a deciros que en todo este tiempo me han pasado cosas estupendas, casualidades inolvidables, pero sobre todo me ha dado tiempo a conocerme un poco más a mi misma, y a darme cuenta de la suerte que tengo como persona, porque el destino ha puesto en mi camino a personas maravillosas...
He adoptado una nueva filosofía de vida: la de vivir viviendo, la de arriesgarse para ganar, y vivir cada momento como si fuera el último. Si algo he aprendido es que la vida es corta y hay que vivirla al máximo. Vida, vivirla, viviendo... Sí, eso a lo que me he dedicado estos meses: a vivir y a disfrutar, así es como soy feliz y eso es lo más importante.

Deberíais de saber que las personas a las que menos valoramos son las que más nos hacen falta y las que más nos quieren y, a veces, hay que darse cuenta de ello, cambiarlo, y empezar a valorar más a esas personitas especiales que nos hacen la vida más bonita y entretenida, y que nos tienen siempre en cuenta. Pararos a pensar por un momento qué sería de nosotros sin los que día a día están ahí y nos cuidan incondicionalmente. Todo sería distinto, peor y amargo. Sí, amargo como el café, como las despedidas, como la victorias sin recompensa o las derrotas con esfuerzo, amargo como los cuentos sin final, las cartas sin posdata o las preguntas sin respuesta, como las miradas sin correspondencia, las poesías sin versos o los abrazos con acabamiento.

Ahora estoy aprendiendo a soñar, pero a soñar en grande, sin la necesidad de estar dormida e incluso sin tener los ojos cerrados. Me vale con mirar en mi interior y concentrarme en todas las cosas preciosas y fantásticas, y las que no lo son tanto, que me gustaría que pasaran. Si tienes la esperanza suficiente, te aseguro que se acaban cumpliendo. Aunque no solo se trata de soñar, también hay que hacer y demostrar, para que te demuestren a ti. Hay que lanzarse y hacerlo, sin miedo, sin temor de lo que pueda pasar, porque si no lo haces nunca sabrás lo que pudo suceder... Por eso mismo, desde hace un tiempo lo doy todo en cada momento y con cada persona que de verdad me importa, que valoro, y que junto a ellas me siento única y especial. Especial como una amapola en un campo de margaritas, como una ola en el mar o una nube blanca en medio de una tormenta, o simplemente especial como cuando te mira esa persona que te hace sentir un cosquilleo cada vez que la ves... Porque lo que nos hace sentir especiales no tiene que ser lo más bonito ni lo más grande, un gesto, un detalle... Muchas veces es lo que más valoramos, y si no, os aconsejo que lo empecéis a hacer, ya que es lo realmente importante. 

Cuantas cosas he aprendido, ¿verdad? Y las que me quedan... Eso es lo bueno de la vida, que es un aprendizaje constante, y como dijo un gran artista: el que se estanca, aunque siga respirando, muere.

Ahora que he crecido un poco más dentro de mi, veo y pienso las cosas de otra manera, y poco a poco iré escribiendo sobre todas estas cosas... Un placer volver al mundo de Blogger.