EL MAYOR MIEDO [03 y 04]

"03". Eso es lo que pone en la puerta que estoy a punto de abrir, la puerta del vagón número tres. La verdad que ya no sé qué esperarme, creo que he cogido el peor metro de todo el mundo. Sinceramente tengo miedo, el corazón me late tan rápido que ni lo noto, y las manos me tiemblan. Pero aún así acciono la manilla de la puerta y la cruzo sin pensármelo mucho. Entro, cómo no, mirando al suelo. Y al haber dado menos de tres pasos en el interior del vagón, veo que una especie de ciempiés gigante me pasa por encima de un pie y comienza a rodear y trepar por mi pierna. Yo pego un salto con la intención de que ese bicho se aleje de mí. Y es en ese momento cuando levanto la cabeza y observo el interior del vagón número tres. Veo que un montón de réplicas del ciempiés de antes se mueven de aquí para allá. Millones de moscas asquerosas revolotean por el aire. Pero lo peor de todo es que en el vagón donde me encuentro no hay pasajeros humanos. No hay personas ocupando los asientos, sino que sentados en este vagón se encuentran animales monstruosos y de lo más desagradables: gorilas enormes con los ojos ensangrentados y la piel llena de heridas; reptiles extrañísimos con colmillos puntiagudos; serpientes negras con cabezas de más y criaturas las cuales soy incapaz de describir con palabras; en resumen, monstruos. No puedo, definitivamente soy incapaz de sentarme en ningún sitio, así que avanzo con intención de alcanzar la puerta de salida de este terrorífico 03, aunque esta vez no miro al suelo, al contrario, miro a todos lados intentando mantenerme alerta ante aquellas criaturas. Doy uno, dos, tres, cuatro pasos hasta que oigo algo resquebrajarse. Cinco, seis, las paredes del vagón se están agrietando. Siete, ocho, nueve, tengo que salir de este lugar ya de ya. Diez, once, doce, por fin, me encuentro ante la puerta 04.

La puerta de acceso al cuarto vagón no es como el resto, esta está arañada, desgastada y algo rota; lo cual no me transmite para nada confianza, pero supongo que prefiero averiguar qué hay tras ella que volver al anterior vagón. Mala decisión. Este no tiene cristales en las ventanas y en él no hay ni animales ni personas, y por desgracia tampoco está vacío. Me horroriza la imagen que tengo ante mis ojos: seres del abismo, demonios gigantes, aterradores, con alas, con garras enormes, con colmillos llenos de sangre, con cuernos largos y afilados. Demonios con mirada desgarradora y penetrante, la cual hace que una gota de sudor frío y silencioso resbale por mi cara y mi cuello. Tengo demasiado miedo como para hacer nada, todos y cada uno de estas criaturas terroríficas me miran con sus miles de ojos. Siento pánico. Corro. Corro mucho y muy rápido. Corro pero no consigo alcanzar la salida, este vagón parece interminable, infinito. Pero no, finalmente consigo agarrar la manilla, bajarla y salir. Estoy sudando, solo quiero salir de este gusano de vagones horribles, pero no puedo. Me espera el siguiente.

PARTE 2/3

No hay comentarios:

Publicar un comentario